Seguramente hayas escuchado acerca de la brecha de género y eso se debe a que es un problema que atraviesa a casi todas las industrias y especialmente a la industria de la tecnología. La brecha de género se define como una desigualdad relativa entre personas de distintos géneros, y aunque se suele relacionar a las diferencias salariales entre los hombres y las mujeres, también puede referirse a los derechos, beneficios o niveles de participación y acceso.
El informe global de brecha de género es un informe anual que evalúa las brechas existentes entre hombres y mujeres en las siguientes áreas: participación económica y oportunidad, salud y subsistencia, logros educativos y empoderamiento político. Este informe se realizó través de su análisis en 146 países. De esta forma, se determinó que, al ritmo actual, tomará 132 años lograr una igualdad de género. Sin embargo, no hay que entrar en pánico ya que se ha logrado un progreso significativo que continuará avanzando con el tiempo.
Estadísticas de la brecha de género
La brecha de género varía significativamente según a dónde miremos. Hay dos brechas de género principales que existen en la fuerza laboral. Se trata de la brecha de pago y la brecha de empleo.
A nivel mundial, a las mujeres se les paga 20 centavos menos que a los hombres y hay un 25% más de hombres empleados que mujeres.
En Europa, hay un 11% más de hombres empleados que mujeres y, por hora, las mujeres ganan en promedio un 13% menos que los hombres.
En Estados Unidos, las mujeres ganan alrededor de 17 centavos menos que los hombres y las mujeres tienen mucha menos probabilidad de ser ascendidas en su trabajo.
Podríamos dedicar una serie entera del blog o incluso podríamos hacer informes oficiales relacionados con la brecha de género. Podríamos hablar de qué se trata, de qué formas se puede presentar y mucho más. No obstante, por ahora nos enfocaremos en los efectos de la brecha de género y los pasos que se pueden tomar para reducirla.
Los efectos de la brecha de género
La simple verdad es que la brecha de género produce efectos significativos en la sociedad y comienza a afectar a las personas a partir de la infancia. Los estereotipos pueden afectar la forma en que los niños se ven a sí mismos desde una joven edad y también pueden influenciar en las elecciones que realizan los adolescentes acerca de qué estudiar, en dónde estudiar y sus oportunidades futuras. Por otro lado, hay que entender que, si bien la mayoría de los efectos que producen la desigualdad de género son claros, como una paga menor u oportunidades limitadas de crecimiento profesional, existen más efectos que están tan integrados en nuestra sociedad que quizá ni nos damos cuenta que existen.
Por ejemplo, en los hogares donde hay dos padres que ambos están empleados (este fenómeno continúa en aumento), las mujeres todavía deben hacerse cargo de una cantidad desproporcional de tareas y responsabilidades del hogar. Los estudios muestran que, en promedio, las mujeres pasan 8,5 horas más realizando tareas domésticas a la semana que los hombres. De la misma manera, suelen ser las mujeres las que brindan un cuidado no oficial y sin remuneración a los miembros de la familia. Además del carácter no remunerado de tal responsabilidad, cuidar de miembros de la familia que estén enfermos o tengan alguna discapacidad, puede perjudicar la salud mental del cuidador.
La educación es otra área que se ve gravemente afectada por la brecha de género. A pesar de que el acceso general a la educación mejoró en los últimos años, hay ciertas áreas que resultan más afectadas que otras. De esta forma, las mujeres jóvenes tienden a tener un acceso limitado a la educación universitaria o a la educación superior. Algunas áreas, como el área de la tecnología, resultan más afectadas que otras áreas. Esto se debe a que las chicas que no terminan la escuela secundaria no reciben los conocimientos básicos de tecnología. Sin embargo, también existen otras consecuencias del subdesarrollo de las oportunidades educativas. Por ejemplo, las mujeres que no tienen acceso a la educación sexual o reproductiva se ven afectadas en sus probabilidades de continuar avanzando en sus estudios.
En el ámbito laboral, incluso aquellas mujeres que tienen títulos y puestos de alto nivel deben enfrentarse a situaciones de discriminación de género y prácticas diseñadas para los hombres. Por ejemplo, en las entrevistas laborales se suele preguntar a las mujeres acerca de sus planes de comenzar una familia o si planean un embarazo. Además, se espera que las mujeres tomen un tiempo considerable cuando esperan un hijo. Al mismo tiempo, también se espera que las mujeres se tomen días libres para cuidar de los hijos cuando estén enfermos, cuando deban asistir a eventos deportivos o de la escuela o también se espera que su prioridad serán sus hijos y no el trabajo. Definitivamente, esto no suele estar asociado con sus colegas masculinos.
Los efectos de tales suposiciones y expectativas pueden provocar consecuencias drásticas y conducir a las siguientes situaciones:
Índices menores de escolarización y empleo para las mujeres
Pagas menores por realizar el mismo trabajo
Mayores niveles de estrés
Mayores índices de trabajo no remunerado (las mujeres deben cuidar a los hijos o a miembros de la familia)
Exposición a mayores niveles de agresión sexual y violencia de género
Una falta de representación en el gobierno
Además, este desequilibrio puede llevar a tener problemas de salud mental. En comparación con los hombres, las mujeres son:
2 veces más propensas a sufrir de ansiedad y a tener un trastorno de pánico
2 veces más propensas a sufrir depresión a lo largo de sus vidas
De 4 a 10 veces más propensas a sufrir un trastorno alimenticio
Más de 2 veces más propensas a sufrir un trastorno de estrés postraumático
Más propensas a cometer un intento de suicidio
¿Cómo combatir la brecha de género?
Muchos de los problemas relacionados con la brecha de género surgen de la opresión sistemática y de una larga historia de estructuras creadas para los hombres. Sin embargo, últimamente hubo muchos progresos y continuarán habiendo más. Algunas de las acciones que podemos tomar para fomentar las oportunidades de crecimiento para las mujeres son las siguientes:
Invertir en infraestructura: existen muchos factores que pueden impedir que las mujeres ingresen a la fuerza laboral o sigan una educación superior. Por esa razón, los gobiernos deben tomar las medidas adecuadas para proteger esos derechos. Por ejemplo, el gobierno de México implementó el uso de autobuses exclusivos para mujeres para garantizar un viaje seguro. Por otro lado, el gobierno indio construyó instalaciones sanitarias para asegurar que las mujeres se sientan seguras en el trabajo o la escuela.
Impulsar la igualdad en las licencias por maternidad y paternidad: en principio, todos los países deben brindar licencias generosas por maternidad a las nuevas madres. Al mismo tiempo, los países deben brindar una licencia igualitaria de maternidad y paternidad con el fin de garantizar que ambos padres asuman la responsabilidad de tomarse un tiempo libre y no sean solo las mujeres.
Hacer que las guarderías sean accesibles o gratuitas: las guarderías son extremadamente caras. Además, generalmente la mujer es la que abandona su trabajo o pasa a trabajar medio tiempo para poder quedarse en casa con los hijos. Por esa razón, las empresas y los países que ofrecen guarderías gratuitas o a un bajo costo ayudan a incentivar a las mujeres para que vuelvan a trabajar luego del embarazo.
Brindarles a las mujeres las herramientas que necesitan para tener éxito: las mujeres enfrentan distintos obstáculos en la educación y en el empleo. Por ejemplo, deben enfrentarse a tasas de préstamo más altas y a la discriminación de género. Por lo tanto, los gobiernos deben darle prioridad a la facilitación del acceso para las mujeres.
Actualmente, queda un largo camino por recorrer para lograr la igualdad de género. Sin embargo, el progreso se da de forma diaria y esto se debe gracias a un aumento en la concientización global y una mayor importancia general en el tema.